Podrán desfallecer mi cuerpo y mi corazón,
pero Dios es la roca de mi corazón;
él es mi herencia eterna.
Tus promesas me dan vida;
me consuelan en mi dolor.
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres,
Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
Él está de mi parte, no tendré miedo. ¿Qué podrá hacerme un simple mortal?
¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el campo y va en busca de la oveja perdida, hasta encontrarla?
Porque toda casa tiene su constructor, pero el constructor de todo es Dios.
En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra, a los sobrevivientes de Israel.