“El odio provoca peleas, pero el amor cubre todas las ofensas. Proverbios 10:12”.
Una vez leí unas palabras que definen a un hogar como sigue: “El hogar es el reino del padre, el mundo de la madre, y el paraíso de los hijos”. La razón de que “el hogar sea el reino del padre, el mundo de la madre, y el paraíso de los hijos”, es que en casa hay consideración y amor detallados entre los miembros de la familia.
Nosotros somos los miembros de la familia celestial, por eso debemos estar unidos en amor. Dios nos refina en el crisol de nuestra “familia”, donde se derriten todas nuestras malas pasiones terrenales, como contiendas, odio y celos, y podemos tener un buen carácter como un cristal, y cambiar al amor.
A fin de crear de nuevo a cada uno de nosotros como una nueva persona llena de amor, Dios ha construido una valla llamada “familia” para nosotros, tanto física como espiritualmente.
Lo opuesto al “amor” es el “odio”. Odiar es la cosa más innecesaria, que debemos desechar en el proceso de convertirnos en el pueblo del eterno reino de Dios. Cuando nos deshagamos de todo el odio de nuestras mentes, y llenemos nuestros corazones con amor, podremos renacer completamente como pueblo del cielo.
La gratitud es el camino para vencer al odio. Debemos entender que si el odio domina en nuestro corazón no tendremos paz, porque el odio solo provoca la contienda y pelea con los que nos rodean.
A los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian. Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman. Lucas 6:27-28
El señor nos manda a amarnos unos a otros, aun a los que nos hacen mal, los que nos dañan. ¡Es cierto, no es fácil! Pero la recompensa al obedecer a Dios y amar a los demás es más que espectacular.
Recuerda, cambia el odio por amor y veras como todo en tu entorno toma otros colores.