Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en
los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.
Toda la alabanza sea para Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
quien nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales en
los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo.