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Hay sueños que nacen en el corazón de Dios, otros en nuestro propio corazón y con motivaciones personales. Y los que son nacidos en el corazón de Dios son transmitidos a aquellos que están en intimidad con El y con un propósito específico de Dios.
Jeremías 29:11. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Dios, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.