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La viuda de Naín fue una de las pocas personas de la historia que tuvieron ese deseo cumplido. Aquel día, ella salió de la ciudad acompañando el cuerpo inerte de su hijo para ser sepultado y retornó tomada de la mano de su hijo fuerte y saludable, alegrándose en la gracia maravillosa de Dios. Lucas 7:13.
Muchas veces queremos renunciar a nuestros sueños, pensamos que ya no hay esperanza, muchas situaciones las damos por muertas, creemos que ya no se van a presentar oportunidades, porque no supimos aprovechar las que tuvimos, pero recordemos que en Jesús siempre hay esperanza, Él tiene el poder de resucitar y dar vida a todo aquello que hemos dado por muerto.