Que todo mi ser te alabe,
te alabaré por siempre, SEÑOR.
Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra;
Recógenos, y líbranos de las naciones,
Para que confesemos tu santo nombre,
Y nos gloriemos en tus alabanzas.
Adoraré al SEÑOR
porque ha sido bueno conmigo.
Por cuanto el SEÑOR es grande y digno de ser siempre alabado;
es más temible que todos los dioses.
¡Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia!
En ti busco protección.
Me esconderé bajo la sombra de tus alas
hasta que haya pasado el peligro.
¡Cuán preciosa es, oh Dios, Tu misericordia!
Por eso los hijos de los hombres se refugian a la sombra de Tus alas.
Pues el SEÑOR tu Dios vive en medio de ti.
Él es un poderoso salvador.
Se deleitará en ti con alegría.
Con su amor calmará todos tus temores.
Se gozará por ti con cantos de alegría.
Entrega al Señor todo lo que haces;
confía en él, y él te ayudará.
Pues las montañas podrán moverse
y las colinas desaparecer,
pero aun así mi fiel amor por ti permanecerá;
mi pacto de bendición nunca será roto
dice el SEÑOR, que tiene misericordia de ti
Deléitate en el SEÑOR,
y él te concederá los deseos de tu corazón.