¡Él no está aquí!
¡Ha resucitado!
Recuerden lo que
les dijo en Galilea
Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de
nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos
nosotros curados.
Si Dios no dudó al entregar
a su Hijo por nosotros,
¿no nos dará también, junto con él,
todas las cosas?
Jesús le contestó:
Yo soy la resurrección y la vida;
el que cree en Mí, aunque muera,
vivirá, y todo el que vive y cree en Mí,
no morirá jamás. ¿Crees esto?
Al día siguiente,
Juan vio que Jesús venía hacia él
y dijo: Miren, él es el Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo.
Cristo mismo llevó en su cuerpo
nuestros pecados a la cruz,
para que muramos al pecado
y llevemos una vida justa.
Cristo fue herido para que ustedes
fueran sanados.
Dichoso el que permanece firme durante la prueba,
porque cuando la supera, recibe la corona de la vida
que Dios ha prometido a los que lo aman.
El SEÑOR me da fortaleza y es mi escudo.
Mi corazón está dichoso porque él me ayudó,
y ahora lo alabo con mis canciones.
Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús,
a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
Él es quien me fortalece
y perfecciona mi camino.