Yo sé que Dios siempre me cuidará y me protegerá de todo mal, hasta que me lleve a su reino celestial. ¡Él merece que lo alabemos por siempre! Amén.
Pero tú, Señor, eres mi escudo protector, eres mi gloria, eres quien me reanima.
El que me obedece y hace lo que yo mando, demuestra que me ama de verdad. Al que me ame así, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y le mostraré cómo soy en realidad.
Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las…
Danos la comida que necesitamos hoy.
Así que no nos cansemos de hacer el bien porque, si seguimos haciéndolo, Dios nos premiará a su debido tiempo.
La ley de Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza, pues dan sabiduría a los jóvenes.
Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él.
Le pedí a Dios que me ayudara, y su respuesta fue positiva: ¡me libró del miedo que tenía!
La buena noticia nos enseña que Dios acepta a los que creen en Jesús. Como dice la Biblia: «Aquellos a quienes Dios ha aceptado, y confían en él, vivirán para siempre.»