Estén alerta. Permanezcan firmes en la fe. Sean valientes. Sean fuertes.
Esto hace que haya armonía entre los miembros a fin de que los miembros se preocupen los unos por los otros.
Ya que vivimos por el Espíritu, sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.
Prueben y vean que el Señor es bueno; ¡qué alegría para los que se refugian en él!
Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día.
Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en nosotros.
Así que, sea que coman o beban o cualquier otra cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios.
Tú eres mi refugio y mi escudo; tu palabra es la fuente de mi esperanza.
Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo.
Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!