Pero Dios, quien los llamó para compartir su gloria eterna en Cristo, les mostrará todo su generoso amor. Sufrirán por un tiempo, pero después Dios los sanará, los fortalecerá, los apoyará y evitará que caigan.
A él le pido que en su infinita grandeza les conceda a ustedes fortaleza interior a través del Espíritu.
Así es, y el Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.
Por eso, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.
porque tu amor y bondad son para mí mejor que la vida misma! ¡Cuánto te alabo!
Te bendeciré mientras viva, alzando a ti mis manos en oración.
Venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.
Tuyos, oh SEÑOR, son la grandeza, el poder, la gloria, la victoria y la majestad. Todo lo que hay en los cielos y en la tierra es tuyo, oh SEÑOR, y este es tu reino. Te adoramos como el que está por sobre…
Que tu gran amor, SEÑOR, nos acompañe,
tal como lo esperamos de ti.
Gloria a Dios en las alturas,
y paz en la tierra para los que gozan de su buena voluntad.
Hoy ha nacido, en la ciudad de David, su Salvador, que es Cristo el Señor. Se darán cuenta de que es él, porque lo encontrarán envuelto en pañales y acostado en un pesebre».