El día en que temo,
Yo en Ti confío.
En Dios, cuya palabra alabo,
En Dios he confiado, no temeré.
¿Qué puede hacerme el hombre?
Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo: Mujer, eres libre de tu enfermedad.
Si no desean servir al SEÑOR, decidan hoy a quien servirán, ya sea a los dioses a los que sus antepasados servían al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven. Pero yo y mi…
Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.
Encomienda al SEÑOR todo cuanto haces, confía en que él te ayudará a realizarlo, y él lo hará.
Yo sé todo lo que haces y te he abierto una puerta que nadie puede cerrar. Tienes poca fuerza; sin embargo, has obedecido mi palabra y no negaste mi nombre.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
La palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser, y examina nuestros más íntimos pensamientos y los deseos de nuestro corazón.
Me sacó del abismo de la desesperación, del pantano y del lodo; puso mis pies sobre senda dura y firme, y me fortaleció mientras yo proseguía mi camino.
“¡Levántate! ¡Resplandece! Porque ha llegado tu luz, y la gloria del SEÑOR ha resplandecido sobre ti.