Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca más le vio; y tomando sus vestidos, los rompió en dos partes.
(2 Reyes 2:12).
No es malo depender de un Elías, mientras Dios sea quien te lo dé; pero recuerda que vendrán tiempos en que tendrá que irse y ya no será más tu guía, ni tu líder porque Dios no quiere que él permanezca.
Tú dices yo no puedo seguir sin mi Elías, pero Dios dice que lo debes hacer.
Solo te encontrarás en tu Jordán, y tu Jordán representa el tipo de separación donde no tienes ningún compañerismo con nadie y donde nadie más puede asumir tu responsabilidad.
Ahora tienes que poner a prueba lo que aprendiste cuando estabas con tu Elías.
Has ido al Jordán repetidas veces con él, pero ahora tienes que enfrentarlo solo. Es inútil decir que no puedes ir, esta experiencia ha llegado y tienes que hacerlo.
Si en verdad crees saber que Dios es fiel. Tu fe cree que es, entonces cruza tu Jordán
Te enfrentarás a tu Jericó y tu Jericó para ti representará donde has visto a tu Elías hacer cosas grandes; sin embargo, cuando vienes a tu Jericó sientes una fuerte renuncia y tomar la iniciativa de confiar en Dios y deseas quizás que otro lo haga, pero si permaneces fiel a lo que aprendiste con tu Elías, recibirás una señal como la recibió Eliseo de que Dios estaba con él, así Dios también estará contigo.
Te encontrarás solo en tu Betel y al llegar a tu Betel descubrirás que has llegado al final de tus capacidades, pero al principio de la sabiduría de Dios; cuando ya no sepas que más hacer y te sientas inclinado a sucumbir al pánico, no lo hagas; permanece fiel a Dios y el pondrá de manifiesto su verdad en una forma que hará de tu vida una expresión de adoración.
Pon en práctica lo que aprendiste al lado de tu Elías y usa su manto, decídete a confiar en Dios y no busques más tu Elías.
Soy tu amigo, el Pastor Jorge Escobar