Salmo 23:1-3
«El Señor es mi pastor, nada me faltará. En lugares de verdes pastos me hace descansar; junto a aguas de reposo me conduce. Refrigera mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.»
Queridos hermanos y hermanas,
En el Salmo 23, encontramos la hermosa imagen de Dios como el Buen Pastor y nosotros como Sus ovejas. Este pasaje nos revela la relación cercana y amorosa que Dios desea tener con cada uno de nosotros.
Dios es nuestro pastor. Él conoce nuestras necesidades y nos provee de todo lo que necesitamos. No hay carencia en aquellos que confían en Él. Él nos lleva a lugares de descanso, donde encontramos paz y tranquilidad. En Su presencia, nuestras almas son restauradas y fortalecidas.
Como ovejas, seguimos la voz de nuestro pastor. Él nos guía por los caminos de justicia y nos muestra el camino correcto. A veces, el camino puede ser difícil y desconocido, pero podemos confiar en que Dios nos conducirá con amor y sabiduría.
El Buen Pastor nos cuida y protege. Él nos guarda de peligros y nos guía a lugares seguros. En Su presencia, encontramos consuelo y seguridad. No importa cuán oscuro sea el valle en el que caminemos, no debemos temer, porque Dios está con nosotros.
El pastor también busca a las ovejas perdidas. Él se preocupa por aquellos que se han alejado y se sienten perdidos. Su amor y misericordia son infinitos, y Él nos llama para que regresemos a Su redil, donde encontramos paz y protección.
En resumen, Dios es nuestro Buen Pastor. Él nos provee, nos guía, nos protege y nos ama incondicionalmente. Nuestras vidas están en Sus manos seguras, y podemos confiar en que Él siempre estará allí para nosotros.
Recordemos siempre que somos amados y cuidados por el Dios Todopoderoso. En Su amor encontramos consuelo, dirección y plenitud. Que podamos vivir cada día confiando en Su guía y siguiendo Su voz, sabiendo que Él es el único que puede satisfacer nuestras necesidades más profundas.
Que el Señor, nuestro Buen Pastor, los bendiga y los guarde. Amén.