“Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” Romanos 12:4-5
En la obra de Dios los dones son un medio esencial para poder convertirnos en servidores eficaces de su propósito. Por ello debemos ser conscientes de las habilidades con las que contamos y aprovechar cada oportunidad que se nos presente, para rendir gloria al Señor. Es lo contrario a tratar ser algo que no somos y enfocarnos en desarrollar habilidades que creemos tener o que satisfacen el criterio de otros a nuestro alrededor. Es tener la maduración para no envidiar las habilidades que no poseemos, sabiendo que en este mundo existen numerosas necesidades físicas y espirituales, que no podrán ser satisfechas por un solo don o individuo, sino por la colaboración efectiva de todos los dones que por muy pequeños que sean, se unan en el camino de seguir a Dios.
Unos poseen la capacidad de comunicar, transmitir, enseñar. Otros por su parte, han sido dotados con el don de la comprensión, la paciencia, la colaboración y así muchos con diferentes habilidades. En base a ello debemos preguntarnos: ¿Cuál es mi don? y camina diariamente junto a Dios aprendiendo a desarrollar de diferentes formas la actividad en la que el Señor te ha formado.
Una vez reafirmados nuestros dones, hagámoslos efectivos para beneficiar a los demás y edificar así, la obra de Dios. Devolvamos al Señor, con nuestro servicio, las bendiciones que cada día, Él nos regala.
IZAMAR REYES