La fidelidad de Dios es verdadera y ha sido probada muchas veces. En las Sagradas Escrituras podemos ver que Dios es fiel y Su Palabra es verdadera. Hebreos 6:18 dice que Dios no puede mentir, ni puede romper una promesa incondicional que dice que cumplirá: “Para que, por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros” (hebreos 6:18).
Cada pacto que Dios hizo se mantiene. Toda promesa o predicción se ha cumplido o se cumplirá. Testimonio tras testimonio hablan de la fidelidad de Dios, ciertamente se encuentran a lo largo de la Biblia y todavía se da en testimonios de las personas que lo han experimentado hoy en día.
De hecho, los relatos de pactos entre Dios y Su pueblo se pueden encontrar aproximadamente 277 veces en la Biblia. Deuteronomio 7:9 dice “Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones”.
La fidelidad de Dios es claramente evidente en Su relación con el pueblo hebreo/judío, porque Dios es fiel. Dios hizo un pacto con Abraham y nunca ha retirado lo que prometió. Aunque el pueblo judío ha sido esparcido por todo el mundo, Dios prometió que regresarían a la tierra que prometió a Abraham, Isaac, Jacob y toda su descendencia (Zacarías 8:7-8).
En 1 Juan 1:9 se nos dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”. Con absolutismo podemos tener la confianza de que Dios nos perdonará. Sin Su habilidad para hacerlo, Él no sería Dios. Él es el único Dios verdadero (Juan 17:3) y los dioses de ninguna otra religión prometen esto.
Ya que Dios ha hecho esta promesa, y sabemos que Él no puede quebrantar Su palabra, sabemos que sería contrario a Su naturaleza y que Él no puede mentir (Números 23:19). Nuestro Dios es un Dios fiel y no hay otro que pueda hacer todo lo que Él puede y ha hecho.