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Cuando nos encontramos decaídos, en medio del desánimo, todos tendemos a hablarnos a nosotros mismos. A veces es solo mentalmente y otras veces a viva voz. Y así lo han hecho muchos en la historia, e incluso en la Biblia.
Acércate más a Dios cuando estés desanimado y aprende de la situación. Pídele ayuda a Dios y dile que te indique qué debes hacer y qué puedes aprender de esa experiencia. Todos pasamos por tiempos de desánimo, pero pongamos nuestra esperanza en Dios y alabémoslo y esperemos en Él.