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Si alguna vez intentaste luchar contra el pecado debes saber lo difícil que es enfrentarlo y fracasar una y otra vez. El detalle que quizás estás omitiendo es que la lucha no es con tus propias fuerzas, sino con las de Dios.
Como hijos de Dios, cuando pecamos estamos actuando en contra de nuestra nueva naturaleza en Cristo Jesús, sin embargo, tenemos también su perdón. Es muy primordial reconocer que el pecado mora en nosotros.
Más no somos ya esclavos del pecado porque Jesús nos liberó en la Cruz del Calvario.