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La pérdida de un padre, una madre, un amigo, un esposo siempre es lamentable. Dios nos consuela y conforta. La Palabra de Dios a través de las escrituras, es un consuelo y una forma de entendimiento del mundo que no toca vivir.
Él secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo antes pasó.
Apocalipsis 21:4