Hace un tiempo leí una historia sobre un hombre que al vio a una mariposa luchando por salir de su capullo a través de un pequeño agujero, lo cual esta misma no logró. Así que el hombre decidió ayudarla abriendo un agujero en el capullo con una tijera, con esto la mariposa pudo salir fácilmente, pero, sin completar su proceso de desarrollo y con sus alas, muy arrugadas aún.
El hombre continuó observando la mariposa, esperando que sus alas se extendieran y poder admirar la hermosura de ellas, pero esto no sucedió, de hecho, la mariposa se arrastró por el resto de su vida ya que al no poder desarrollar sus alas por completo nunca pudo volar.
Al leer esto y meditar un poco me di cuenta que las luchas que tenemos en nuestra vida diaria, aunque no nos gusten, son necesarias para nuestro desarrollo personal y espiritual, somos como esa mariposa que necesita fortalecer sus alas para poder abrirlas e ir al siguiente nivel que Dios tiene para nuestra vida, pero la única manera en que eso pasará es pasando la prueba.
Huir de los problemas, procesos y pruebas solo nos dejará con las alas arrugadas y sin extenderse, solo nos estancará cada vez más y solo veremos pasar de cerca las metas, sueños y anhelos que tenemos porque estaremos tan concentrados en huir de todo lo difícil que no vamos a tener ni enfoque ni fuerzas para encontrar la salida que Dios nos ponga a ese problema, prueba o proceso.
Somo creación de Dios, por eso mismo, él nos conoce a la perfección y sabe mejor que nadie lo que necesitamos para fortalecer nuestro carácter y espíritu, así que te animo a que no te desenfoques de Dios, sin importar la prueba o proceso que estes pasando y aférrate a las promesas que Él nos ha dejado en su palabra.
“Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo. Jeremías 29:11”
IZAMAR REYES