- Habla de Su fidelidad a toda prueba,
- más allá de nuestros errores…
- Todo lo anterior es cierto. Pero quiero volver a la primera lectura: «La Soberanía de Dios». A veces no podemos entender lo que Dios hace, hacia dónde nos guía y por qué ocurren cosas que no esperábamos. Bueno, podemos descansar en lo siguiente: Dios no juega a los dados. Todo lo que hace es para bien nuestro porque nos ama. Aunque a nuestra mirada el camino se ve confuso, Dios está arriba y puede ver desde lo alto. Dios conoce la historia y sabe lo que viene más adelante. Dios nos conoce más que nadie y sabe lo que conviene a nuestra vida. Dios es el dueño y está al control…
- ¡Dios es Soberano!
- Es tarea de nosotros estar lo más cerca posible de Él de tal manera que nos permita escucharle, ser sensibles a Su voz y dejarnos guiar, por más sin sentido que parezca lo que nos propone hacer, por más raro que se vea ante nuestros ojos, el camino hacia donde guía nuestros pasos.
- «… y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios.
- Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos.
- Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
- Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón y de toda mi alma.» Jeremías 32: 38-41 RVR1960
Oniss García