No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
(Romanos 12:19)
La venganza le pertenece a Dios.
Independientemente de las circunstancias, a nosotros no nos corresponde vengarnos. Solo Dios…
Responde a mi clamor, Dios mío y defensor mío. Alivia mi pena. Ten piedad de mí; escucha mi oración.