Pero en aquel día venidero, ningún arma que te ataque triunfará.
Silenciarás cuanta voz se levante para acusarte.
Estos beneficios los disfrutan los siervos del SEÑOR; yo seré quien los reivindique. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Pero en aquel día venidero, ningún arma que te ataque triunfará. Silenciarás cuanta voz se levante para acusarte. Estos beneficios los disfrutan los siervos del Señor; yo seré quien los reivindique. ¡Yo, el Señor, he hablado!
Así es, y el Señor me librará de todo ataque maligno y me llevará a salvo a su reino celestial. ¡A Dios sea toda la gloria por siempre y para siempre! Amén.