Lo único que le pido al SEÑOR —lo que más anhelo—
es vivir en la casa del SEÑOR todos los días de mi vida,
deleitándome en la perfección del SEÑOR y meditando dentro de su templo.
Lo único que le pido al Señor es vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida, deleitándome en la perfección del Señor y meditando dentro de su templo.
Que los cerrojos de tus puertas sean de hierro y de bronce,
que vivas protegido todos los días de tu vida.