Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
“Así que no nos rendimos. ¿Cómo podríamos hacerlo? Aunque por fuera a menudo parece que las cosas se nos desmoronan, por dentro, donde Dios está haciendo vida nueva, no pasa un día sin que su gracia se despliegue. Estos tiempos difíciles son poca…