En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
A Dios le encanta darnos sabiduría, pero no la reparte a discreción, sino que se la da específicamente a quienes se la piden. Encontramos dos ejemplos de esto en la Biblia, ellos son Salomón y Pablo. Salomón deseaba sabiduría para poder liderar al…