De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.
La fe puede mover montañas, hacer cosas imposibles, conquistar batallas, librar de enemigos, etc. Pero sobre todo puede hacer que nuestra vida sea agradable para Dios.
En el libro de Mateo 9:27–30 encontramos la historia de dos hombres ciegos que le siguieron a Jesús…