“Así que no nos rendimos. ¿Cómo podríamos hacerlo? Aunque por fuera a menudo parece que las cosas se nos desmoronan, por dentro, donde Dios está haciendo vida nueva, no pasa un día sin que su gracia se despliegue. Estos tiempos difíciles son poca…
Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales.
Por eso, al Rey eterno, inmortal, invisible, al único Dios, sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.