No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.
(Romanos 12:19)
La venganza le pertenece a Dios.
Independientemente de las circunstancias, a nosotros no nos corresponde vengarnos. Solo Dios…
Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
Tú bendices al justo, oh SEÑOR, y con tu escudo de amor lo proteges.
Yo, en cambio,
alabaré a Dios porque es justo.
¡Yo le cantaré himnos
al Dios altísimo!
Alabaré al SEÑOR porque es justo.
Cantaré salmos para honrar el nombre del SEÑOR Altísimo.
Porque Tú, oh SEÑOR, bendices al justo,
Como con un escudo lo rodeas de Tu favor.
Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas lo libra el SEÑOR.
Echa sobre el SEÑOR tu carga, y Él te sustentará;
Él nunca permitirá que el justo sea sacudido.