Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
Todo el que escucha mi enseñanza y la sigue es sabio, como la persona que construye su casa sobre una roca sólida.
¡Nadie es santo como el Señor!
Aparte de ti, no hay nadie; no hay Roca como nuestro Dios.
Le pido a Dios que el amor de ustedes desborde cada vez más y que sigan creciendo en conocimiento y entendimiento.
¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,
Donde esté tu tesoro, allí estarán también los deseos de tu corazón.
Que todo lo que soy alabe al SEÑOR;
que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
El SEÑOR es como un padre con sus hijos,
tierno y compasivo con los que le temen.
Sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque este determina el rumbo de tu vida.