El SEÑOR es bueno,
un refugio seguro cuando llegan dificultades.
Él está cerca de los que confían en él.
Así como las aguas llenan el mar,
la tierra se llenará del conocimiento
de la gloria del SEÑOR.
Por lo tanto, ya no hay condenación para los que pertenecen a Cristo Jesús;
¡No! Oh pueblo, el SEÑOR te ha dicho lo que es bueno,
y lo que él exige de ti:
que hagas lo que es correcto, que ames la compasión
y que camines humildemente con tu Dios.
Y este mismo Dios quien me cuida suplirá todo lo que necesiten, de las gloriosas riquezas que nos ha dado por medio de Cristo Jesús.
¡Demos gracias a Dios
por su amor,
por todo lo que ha hecho
en favor nuestro!
Y estoy convencido de que nada podrá jamás separarnos del amor de Dios. Ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni demonios, ni nuestros temores de hoy ni nuestras preocupaciones de mañana. Ni siquiera los poderes del infierno pueden separarnos del amor…
Confía en mí en tus tribulaciones para que yo te libre y puedas darme la gloria.
El amor nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia.
No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
no te desalientes, porque yo soy tu Dios.
Te daré fuerzas y te ayudaré;
te sostendré con mi mano derecha victoriosa.