La ley de Dios es perfecta, y nos da nueva vida. Sus mandatos son dignos de confianza, pues dan sabiduría a los jóvenes.
Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos.
Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos.
Ahora, obedece cuidadosamente todos los mandamientos del SEÑOR tu Dios, y cumple cuidadosamente todos sus decretos, mandatos, decisiones y principios. Obedece todo lo que está escrito en las enseñanzas de Moisés para que tengas éxito en todo lo que emprendas y por dondequiera…