Señor en una ocasión el Salmista oró: «¡Dios mío, yo te amo porque tú me das fuerzas! Tú eres para mí la roca que me da refugio; ¡Tú me cuidas y me libras! Me proteges como un escudo, y me salvas con tu…
El SEÑOR me da fortaleza y es mi escudo.
Mi corazón está dichoso porque él me ayudó,
y ahora lo alabo con mis canciones.