“Levántate y desciende a la casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras” (Jeremías. 18: 2).
Algunos de nosotros hemos esperado y orado durante demasiado tiempo para finalmente estar fuera de posición cuando Dios venga. Dios envió a Jeremías, a ti y…
No te apartes nunca del amor y la verdad; llévalos atados a tu cuello como si fueran un collar y escríbelos en lo profundo de tu corazón.
Entonces contarás con la buena opinión de la gente y el favor de Dios.