La palabra de Dios es viva y poderosa. Es más cortante que una espada de dos filos que penetra hasta lo más profundo de nuestro ser, y examina nuestros más íntimos pensamientos y los deseos de nuestro corazón.
“Mantén lejos de mí la vanidad y la mentira; no me des pobreza ni riquezas, pero dame solo mi pan de cada día”. (Pro_30: 8)
Hay un lugar de provisión que nos conviene. Un lugar donde no tenemos ni demasiado ni demasiado poco. Pero…
Hace algún tiempo, escuché a alguien decir, que la preocupación es como una silla mecedora, mueve nuestras emociones de un lado al otro, pero no nos lleva a ninguna parte.
Particularmente soy una persona que se preocupa mucho [en gran extremo], tiendo a magnificar…
En cuanto a mí, pobre y necesitado,
que el Señor me tenga en sus pensamientos.
Tú eres mi ayudador y mi salvador;
oh Dios mío, no te demores.