¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos.
Reposa en el SEÑOR; espera con paciencia que él se manifieste. No envidies a los malvados que prosperan o te desesperes por sus perversos planes.