Amina* sufrió una violencia extrema por parte del grupo islámico; fue secuestrada, su esposo asesinado y sus hijos agredidos, pero ella respondió a la persecución con una fe radical
Christian Amina vive en Maiduguri, Nigeria, la ciudad donde nació el grupo radical Boko Haram en 2002. Desde entonces, los residentes de Maiduguri y sus alrededores han sufrido el terror propagado por el grupo islámico. Amina y su familia tienen cicatrices físicas y psicológicas de los violentos ataques que han sufrido los cristianos en Nigeria, en una persecución cruel e implacable contra el pueblo de Dios.
Amina, su esposo Daniel y sus cinco hijos eran miembros activos de la iglesia de la ciudad. La noche del 2 de octubre de 2012, la familia se encontraba en su casa, viendo la televisión, cuando de repente escucharon golpes en el portón de la residencia. De pronto, hombres armados invadieron su casa. Amina se dio cuenta con horror de que el grupo tenía la intención de matar a su esposo. Los terroristas se llevaron a Daniel y a sus hijos al patio de la casa y comenzaron a exigir que renunciaran a Jesús. Los atacantes dijeron: “Si no renuncian a Cristo, los vamos a matar”.
Daniel y sus hijos se mantuvieron firmes en su fe. Daniel fue asesinado por los criminales mientras elevaba su última oración al Señor. Los radicales degollaron a sus hijos y huyeron. Amina gritó pidiendo ayuda, muchos vecinos ya habían huido, pero una mujer vino a ayudar y llamó a la policía. Los niños a los que les cortaron la garganta sobrevivieron milagrosamente después de ser ingresados en el hospital durante un mes. Con la ayuda del programa Puertas Abiertas, recibieron tratamiento y pudieron recuperar su salud.
Cinco años después del ataque a su familia, Amina volvió a experimentar la extrema violencia de los perseguidores. Al 20 de junio de 2017, ella y otras 15 personas (10 hombres y 5 mujeres) viajaban para asistir a un funeral. “Solo estábamos hablando dentro de la camioneta. Luego escuchamos disparos”, recuerda Amina.
Era Boko Haram de nuevo. “Empezaron a disparar contra el coche. Todos nos tumbamos en el suelo de la furgoneta. Solo dije: ‘¡Jesús, Jesús, Jesús, ten piedad de mí! Señor, si muero hoy, ¿qué pasará con mis hijos?”, dijo Amina. Amina recuerda que guardó silencio, orando el Salmo 118,17. Militantes de Boko Haram mataron al conductor y a todos los demás hombres de la camioneta. Amina sufrió tres heridas de bala.
Cuando Amina recuperó la conciencia, se encontró en el denso bosque de Sambisa, una conocida fortaleza de Boko Haram. Posteriormente se enteró de que algunas de las mujeres que viajaban con ella en la camioneta también habían sido secuestradas. Durante las siguientes cinco semanas en cautiverio, las mujeres estuvieron en oración y ayuno.
Los hombres de Boko Haram las desafiaban a dejar su fe en Jesús. “Solían enviar a su imán (maestro musulmán) para que viniera a predicarnos, y después de la predicación, preguntaban: ‘¿Quién de ustedes quiere renunciar a Cristo para ser libre?’”, recuerda Amina. Llenas de coraje, las mujeres se negaron a renunciar al Evangelio. Por gracia de Dios, todas unieron sus corazones y dijeron: “No vamos a renunciar a Cristo. Para nosotros vivir es Cristo, y morir es ganancia”.
Después de negociaciones con el gobierno, las mujeres fueron puestas en libertad. “Estoy viva. Jehová me salvó la vida”, testifica Amina. Una vez más, la Misión Puertas Abiertas estuvo presente para Amina brindándole apoyo. “Un cristiano no debe tener miedo. Todas estas cosas que me han pasado, me hacen acercarme más y más a Él”, dice Amina, y pide a los cristianos de todo el mundo que oren por los cristianos de su país y por el fin del gobierno de Boko Haram en Nigeria.
(*) Nombre modificado por razones de seguridad
(**) Con recursos de Portal Guiame
