«Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré.” (Jeremías 29:11-12)
Cada día debemos tener presente los planes que Dios tiene para todos aquellos que pertenecemos a Él y reconocer que solo son buenos planes ya que el Señor nos ama tanto como nosotros lo amamos a Él.
Como el amor es su naturaleza, Dios nunca obrará para cosas contrarias a ella. Más bien procurará para nosotros una vida fructífera, de paz y bendiciones, pidiéndonos solo que actuemos conforme a su palabra dando desinteresadamente a los que nos rodean. Así lo menciona la palabra en Mateo 7:11, “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”.
Dios vela por nuestro bienestar y de allí debemos creer, tener fe en dos elementos que los planes del Señor contemplan: primero los planes del Señor nunca nos dañarán y en consecuencia serán siempre de bien; segundo Dios diseña para nosotros planes de esperanza, y de futuro.
Así, no debemos nunca poner en duda los frutos que ellos traerán a nuestra vida, incluso si el tiempo se hace largo y ellos no se materializan cuando nosotros deseamos. Dios algunas veces retrasa sus respuestas, porque busca cultivar en nosotros nuestra fe y confianza en él, pero debemos mantenernos firmes en la convicción de que los planes que Dios tiene en nuestras vidas serán al final de esperanza y de futuro.
Recuerda a Salmos 27:13 “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová En la tierra de los vivientes.”