¿Todo sucede por algo? La respuesta corta es “sí”; porque Dios es soberano, no existe la casualidad ni eventos que suceden fuera de control. Los propósitos de Dios puede que nos sean ocultos, pero podemos estar seguros que detrás de cada evento hay un propósito.
Hubo un propósito por la ceguera del hombre en Juan 9, Hubo una razón respecto a los malos tratos que recibió José, aunque el propósito de sus hermanos en lo que le hicieron fue muy diferente del propósito de Dios al permitirlo. Hubo un propósito en la muerte de Jesús, las autoridades de Jerusalén tenían sus razones, basadas en malas intenciones, y Dios tuvo las suyas, basadas en la justicia. La soberanía de Dios se extiende incluso hasta la más humilde de las criaturas: “Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre” (Mateo 10:29).
La razón por la que algunas cosas suceden, generalmente se remonta al pecado original en el jardín del Edén. La biblia es clara en que el mundo está bajo una maldición, lo que ha resultado en enfermedades, dolencias, desastres naturales y muerte. Aunque todas estas cosas están bajo el control supremo de Dios, a veces son utilizadas por Satanás para infligir sufrimiento a las personas. Alguien podría preguntar, “¿Por qué contraje esta enfermedad? ¿Hay alguna razón para eso?”, y la respuesta podría ser una de estas: 1) “porque usted vive en un mundo caído, y todos nosotros estamos sujetos a la enfermedad”; 2) “porque Dios lo está probando y fortaleciendo su fe”
Entonces tenemos lo que se llama la providencia de Dios. La doctrina de la providencia sostiene que Dios silenciosamente y de manera invisible, obra a través del mundo natural para controlar los eventos. Dios, en su providencia, lleva a cabo sus propósitos a través de los procesos naturales en el universo físico y social.
Dios siempre está obrando en las vidas de su pueblo, y en su bondad, les llevará a buen término (ver Filipenses 1:6). Los eventos que definen nuestras vidas no son simplemente el resultado de causas naturales o del azar. Están ordenados por Dios y planeados para nuestro bien. Con frecuencia fracasamos en sentir la guianza o la protección oculta de Dios en la medida que los eventos en nuestras vidas se van desarrollando. Pero, cuando miramos hacia atrás en los acontecimientos pasados, somos capaces de ver claramente su mano, incluso en momentos de tragedia.