Salmo 91:7
Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, más a ti no llegará.
Ahora que ha llegado la catástrofe, muchas personas quieren descubrir la manera efectiva de ser protegidas por Dios en ella, por lo que leen con frecuencia este versículo, y puede que hayan recuperado su confianza en Dios tras leerlo, además están seguras de que los desastres no les llegarán. ¿Es correcto este pensamiento? ¿Quiénes no caerán en los desastres? En realidad, esto está en contra de la verdad.
Veamos lo que se dice en el Apocalipsis: “Porque has guardado la palabra de mi perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la prueba, esa hora que está por venir sobre todo el mundo para poner a prueba a los que habitan sobre la tierra” (Apocalipsis 3:10). Esta es la promesa de Dios a los vencedores. Es decir, cuando la catástrofe llegue por completo, solo un grupo de vencedores que sean perfeccionados en los últimos días por su obediencia al camino y la voluntad de Dios podrán ser protegidos por Él, en vez de cualquier creyente en el Señor que lea y crea en este versículo, esto no es más que una concepción e imaginación humana, no se ajusta a la voluntad de Dios. Entonces, ¿cómo poder ser perfeccionado por Dios convirtiéndose en un vencedor y llegar a ser protegido en los desastres? Esto involucra la obra de salvación de Dios en los últimos días. El Señor Jesús profetizó: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad” (Juan 16: 12-13). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
Esto es suficiente para probar que aceptar el juicio y la purificación de Dios en los últimos días es la única manera de ser perfeccionado y protegido por Dios en los desastres y entrar al reino de los cielos. Conociendo la obra perfecta de Jesús en la cruz y obedeciendo sus mandatos, entendemos que hay una promesa de protección para cada uno de nosotros. Necesitamos ser purificado y cambiados, y convertirnos en personas que obedecen a Dios y hacen Su voluntad, en otras palabras, en vencedores perfeccionados por Dios en los últimos días, quienes serán protegidos por Dios, sobrevivirán a la catástrofe y entrarán al reino de los cielos.