Mi pueblo es culpable de dos males:
Me ha dejado a Mí, el manantial de aguas vivas;
Y en su lugar, se han conformado con agua muerta y estancada
de cisternas agrietadas y agujereadas, creadas por ellos mismos.
Jeremías 2:13
Esto me hace pensar en que a veces, cuando algo malo nos sucede nos enojamos con DIOS y le preguntamos ¿por qué permites que esto?
Obviamente nos cuesta reconocer nuestros errores y siempre estamos buscando alguien a quien culpar.
Pero este texto de la Escritura nos aclara el panorama:
¡Somos culpables por nuestras propias decisiones!
1. En este caso es: alejarnos del SEÑOR, El Manantial De Vida.
[Un manantial es una fuente de agua que brota permanentemente desde debajo de la tierra y cuya pureza es extraordinaria].
Fácilmente abandonamos la relación con nuestro PADRE y DIOS por ir en pos de otras cosas.
2 Sustituimos al SEÑOR con cualquier otra cosa con la que pretendemos llenar nuestro vacío existencial:
muchas personas se refugian en las riquezas, en el éxito, en el trabajo, en la belleza física, la fama, las drogas, el alcohol, el sexo, los ideales, en una fuente equivocada de amor, etc.
A Todo eso DIOS mismo le llama: “agua muerta y estancada de cisternas agrietadas y agujereadas, creadas por ellos mismos.” (Obras humanas).
¿Has visto lo que pasa con el tiempo al agua estancada? [SE PUDRE].
En el agua estancada se dan las condiciones perfectas para que proliferen bacterias, hongos, algas, moho, insectos etc. No solo contamina el ambiente, sino que es altamente tóxica para quienes la consumen.
¿Te imaginas lo que sucede en nuestro interior cuando lo llenamos con agua estancada, tienes idea de lo pútrida que se vuelve nuestra alma? Con razón nos enfermamos emocional y físicamente.
Y qué decir de nuestro corazón, ¿sabes que el agua estancada acelera la erosión y causa deterioro en las superficies que la contiene?
por eso nuestro corazón se convierte en una cisterna rota que no puede retener nada, el agua estancada lo daña.
La voluntad buena, agradable y perfecta del PADRE es que vayamos diariamente a Él, y que tomemos de esa AGUA VIVA que nos ofrece a través de una relación real y cercana con su HIJO JESUCRISTO Y SU SANTO ESPÍRITU.
¿Por qué tomaríamos agua sucia de un charco cuando podemos ser refrescados con agua pura y cristalina del Manantial de VIDA?
¡Como ves se trata de decisiones! El SEÑOR ha puesto delante de nosotros la vida y la muerte, el bien y el mal. Tú y yo decidimos qué tipo de agua queremos tomar.
Con amor: S.R.
