El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi salvador; mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección. Él es mi escudo, el poder que me salva y mi lugar seguro.
Así que humíllense delante de Dios. Resistan al diablo, y él huirá de ustedes.
Y Dios proveerá con generosidad todo lo que necesiten. Entonces siempre tendrán todo lo necesario y habrá bastante de sobra para compartir con otros.
Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios;
Pues el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Ustedes son la luz del mundo, como una ciudad en lo alto de una colina que no puede esconderse.
Los cielos proclaman la gloria de Dios
y el firmamento despliega la destreza de sus manos.
Pero en aquel día venidero, ningún arma que te ataque triunfará.
Silenciarás cuanta voz se levante para acusarte.
Estos beneficios los disfrutan los siervos del SEÑOR; yo seré quien los reivindique. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!
Además, el Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad. Por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero el Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras.
El SEÑOR es mi roca, mi fortaleza y mi salvador;
mi Dios es mi roca, en quien encuentro protección.
Él es mi escudo, el poder que me salva
y mi lugar seguro.