A lo largo de toda la historia de la humanidad, distintas culturas y por muchas épocas antiguas y modernas, la idea de un sitio más allá de la muerte, un lugar de descanso y paz eterna donde descansen nuestras almas ha enriquecido el folklore de la humanidad con un lugar llamado a veces como el cielo o el paraíso, desde el olimpo de los griegos, el jardín del edén y la cuidas de oro de la nueva Jerusalén, las versiones de un cielo más allá del mundo terrenal fascina y asombra en la nueva Jerusalén, las versiones de un cielo más allá del mundo terrenal fascina y asombra. Donde de las escrituras de la Biblia nos encontramos paisajes con detalles del cielo, el lugar que Jesús ha ido a preparar para los que sean salvos en Él, desde un lugar con calles de oro, hasta el hecho de no padecer hambre ni sed nunca más.
El cielo es una idea familiar para muchos de nosotros, pero ¿qué exactamente dice la Biblia que es el cielo? Más simple, el cielo es donde vive Dios.
Esto no significa que Dios está ausente en otros lugares; de hecho, la Escritura aclara que está presente en todas partes. Pero el cielo es el lugar donde habita únicamente su presencia. Es el lugar de nuestro tesoro, nuestra ciudadanía, nuestra herencia y nuestra esperanza.
Tal vez te has dado cuenta de que sigo usando la palabra “lugar.” Eso es porque la mayoría de los cristianos cree que el cielo no es un mero concepto o un estado de ánimo; es un lugar real. En la tradición cristiana, cuando los seguidores de Jesús mueren, aunque sus cuerpos permanecen en la tierra, sus almas inmediatamente entran en la presencia de Dios.
La Biblia nos dice que será maravilloso más allá de toda comprensión. En efecto, “[Dios] les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.”
El cielo es un lugar donde todos podemos vivir. Dios prepara morada para todos.