La idea detrás del “vacío que solo Dios puede llenar” es que cada persona tiene un vacío en su vida, alma, espíritu que solo puede ser llenado por el único Dios verdadero de la Biblia. No importa qué otra cosa pueda intentar una persona, nada más encaja correctamente en este vacío.
Eclesiastés 3:11 dice: “Dios Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos”
Dios creó a cada persona para sus propósitos y desea una relación con cada uno.
Aunque podemos tratar de llenar este vacío con otras cosas como filosofía, pasatiempos, otras personas u otras creencias, nada encaja bien excepto Dios. La Biblia describe nuestros corazones naturales como “engañosos” y dice que no podemos entenderlo completamente (Jeremías 17:9). Salomón escribe que nuestros corazones están llenos de maldad y contienen locura (Eclesiastés 9:3) y Romanos 8:7 dice que nuestra mente natural es hostil a Dios, no queriendo someternos a Él y a Sus caminos. Cuando buscamos llenar nuestros propios corazones a través de actividades humanas, finalmente nos quedamos vacíos y en carencia.
Es cierto que en las actividades humanas podemos encontrar cierta satisfacción e incluso felicidad. Después de todo, Dios nos diseñó para la vida en la tierra. Pero es solo en Él que nuestras actividades y relaciones terrenales cumplen su propósito de la mejor manera. Estas cosas nunca podrían dar sentido a nuestras vidas como Dios puede hacerlo; pero en Dios, nuestras actividades terrenales son una parte válida y necesaria para vivir una vida significativa. Sin embargo, cuando nos dirigimos hacia las cosas terrenales, o incluso a otros humanos, para llenar nuestro “vacío que solo Dios puede llenar”, descubrimos que no encajan del todo bien y generalmente son bastante temporales.
Salomón, descrito a lo largo de la historia como el más sabio de todos, escribe claramente acerca de todas las actividades como “absurdo” o insatisfactorio. Encontró solo una cosa que valía la pena perseguir y que tenía un valor eterno y duradero: “El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre.” (Eclesiastés 12:13).
Solo una relación creciente y madura con el Dios de la Biblia, a través de Su Hijo Jesucristo, puede llenar satisfactoriamente este “vacío” que existe en cada persona para esta vida y toda la eternidad.