Yo, pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que habéis sido llamados, 2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor; 3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Efesios 4:1-2
Verdaderamente que para que lo que nos dicen el versículo que hemos leído sean una realidad en nuestra familia; es decir, que nos soportemos con paciencia los unos a los otros solo son posible por medio de la humildad, pues un corazón lleno de soberbia no soporta nada de nadie ni tiene paciencia para con nadie.
Muchas familias hoy en día están destruyéndose no por falta de dinero, o por falta de amor, o por falta de tiempo, sino por la falta humildad y por la abundancia de soberbia.
Lo primero que tenemos que tener claro es que la humildad no tiene que ver directamente con la condición económica o social de una familia, sino con el corazón de las personas que forman parte de la familia (Mateo 11:29).
La humildad no es ser pobre, humildad es no creerse más que los demás. ¿Qué es la humildad? Es la actitud de la persona que no presume de sus logros, que reconoce sus fracasos y sus debilidades y actúa sin orgullo. Veamos por medio de la palabra de Dios cual es la importancia de la humildad en la familia
LA HUMILDAD ME PERMITE RECONOCER MIS ERRORES PARA PODERLOS CORREGIR (LUCAS 6:41-42)
Siempre es mucho más fácil ver la paja en el ojo de nuestros familiares que la viga que está en nuestro propio ojo, pero se necesita humildad para poder reconocer la viga que está en nuestro propio ojo.
Si nuestra familia está dividida, si nuestro matrimonio está en crisis, tenemos que reconocer que el problema no solo es de LOS OTROS, sino que también tenemos que reflexionar CON HUMILDAD en nuestras propias actitudes, aunque no nos guste reconocerlas. Y tenemos que comprender que ni nuestro Dios nos puede ayudar a cambiar si no reconocemos primero nuestro pecado, nuestros errores (Lucas 5:31)
La humildad de corazón me permite buscar a los que de alguna manera he ofendido para estar en paz con ellos (Mateo 5:22-24). La humildad también me permite perdonar y reconciliarme con las personas de mi familia que me han ofendido, aunque sabemos que esas ofensas son las que más duelen (Salmo 55:12-13)
