Dios, es el creador de todas las cosas, sólo Él domina, cambia y determina en ellas, su naturaleza. Con las palabras de estas escrituras, Isaías recuerda como Moisés fue guiado por el Señor, a abrirse camino en el mar, donde ningún camino había sido levantado. Como se erigen ejércitos o fenecen, a su disposición. Como su fuerza hace insignificante cualquier intento de someter su voluntad.
“El Señor abrió un camino a través del mar, un sendero por entre las aguas impetuosas; hizo salir todo un poderoso ejército, con sus carros y caballos, para destruirlo. Quedaron derribados y no pudieron levantarse; se acabaron como mecha que se apaga. Ahora dice el Señor a su pueblo: «Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer. Voy a abrir un camino en el desierto y ríos en la tierra estéril. Isaías 43: 16 – 19”
Se nos recuerda además que el pasado y el futuro le pertenecen al Señor: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas” y se nos exhorta a evitar hundirnos en los recuerdos y por el contrario rendirnos ante la nueva creación que Él día a día va forjando, y que pronto al salir la luz del nuevo amanecer, conoceremos.
Al caminar junto a Dios, debemos cada día, con más convicción sentir que Él se encuentra a cargo de nosotros, de nuestras vidas, de lo que fue y de lo que vendrá. Si mañana caemos, será su voluntad, y al día siguiente tendremos una nueva oportunidad, si el futuro es promisorio también, a Él agradeceremos y así de esta manera, caminaremos siempre hacia adelante para demostrar cuán grande es nuestra fe en su obra.
Somos bendecidos, por tener presente, cuan inmenso es el poder de Dios; somos bendecidos, de poder en Él, caminar hacia el horizonte, sin mirar hacia atrás, y somos bendecidos por poder confiar en sus promesas de proveernos siempre, la renovación en alma y espíritu, indispensable para completar este maravilloso viaje.
IZAMAR REYES