La Biblia en Romanos 8:26 señala: Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. En algunas otras versiones antiguas y modernas se repite una y otra vez debilidad, flaqueza y fragilidad refiriéndose inequívocamente a una fe débil y poca fe, mostrando así un área del ser humano, no importando el rango ministerial, cargo, oficio o ministerio dentro de la iglesia u organización, tampoco si es una oveja o un cordero.

La radiografía del Señor muestra la incapacidad que tenemos todos sus hijos cuando vamos a hacer rogativas, oraciones, peticiones, súplicas o clamores delante del trono de su gracia; es decir esa debilidad, flaqueza o fragilidad es un  impedimento u obstáculo para interceder delante de Dios y recibir su oportuna respuesta. Es por ello que, nuestras oraciones o peticiones cualesquiera que éstas sean, se deben hacer conforme a la voluntad de Dios y no a nuestros deseos, necesidades, desesperos o angustias como la mayoría de veces lo hacemos.

En estos nueve meses de cuarentena obligada, tuve la gran oportunidad de escuchar y ver por las redes sociales una gran cantidad de clamores y todo tipo de oraciones en contra del Covid 19, del aborto y una variedad de peticiones a nivel nacional e internacional, también los famosos maratones que aprovecharon la pandemia y la cuarentena para seguir con su modus operandi de sacarle dinero al pueblo incauto del Señor, la manera como siempre hacen las oraciones y peticiones usando la técnica de Simón el mago que le ofreció dinero a los apóstoles Pedro y Juan para que ellos le dieran el poder del Espíritu Santo (Hch. 8:14,15). Todos estos eventos fueron la motivación para escribir este pequeño artículo, por supuesto después de orar y leer su palabra relacionada a la oración.

En el Antiguo Testamento hay un aproximado de 62 oraciones y 62 en el Nuevo Testamento que nos indican como dirigir oraciones y peticiones a Dios, entre las cuales hay mandamientos sobre la oración y el cómo orar; sin embargo, la mayoría de las veces tomamos algunas de esas oraciones del AT como si fueran nuestras, tal es caso de la oración de Jabes, pasando por alto todo lo que el Señor Jesucristo enseñó sobre el principio rector y regulador de la oración, eso quiere decir que tenemos una mezcla permanente en la manera como intercedemos, usando oraciones del Antiguo Testamento y se nos olvida por completo que en la actualidad hay un sin número de religiones y cultos que también hacen sus oraciones a sus deidades y que la Iglesia del Señor a nivel mundial está leudada y esa levadura a veces nos afecta sin nosotros darnos cuenta, sea por las redes sociales o por la literatura que leemos; de otro modo, cómo podríamos explicar  que Pastores prominentes en cualquier lugar del mundo se han  apartado de la fe verdadera y como ellos mismos testifican: Dios nos motivó a regresar a la “Madre Iglesia” y unido a esto, desde que apareció la oración interreligiosa con todas las religiones del mundo, la iglesia evangélica no quedó rezagada sino que líderes evangélicos de las naciones del mundo ocupan puestos importantes dentro de esa organización mundial, y lamentablemente la mayoría de las enseñanzas del Señor Jesucristo sobre la oración y el cómo orar, las desconocemos o no las ponemos en práctica, tal y como el Señor Jesús lo señala al hacer referencia a las largas oraciones que hacían los escribas( Mateo 21:22).

Por ejemplo, la Palabra de Dios nos ordena: Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis y esto lo repito como un loro a todo el mundo; pero no leo la regulación en Marcos 11: 25,26. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno…Porque si vosotros no perdonáis…En 1Pedro 3:7. “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo”. Y así hay muchos otros ejemplos en los cuatro evangelios y en las epístolas.

De igual manera se evidencia mucha confusión cuando se está orando, ya que las oraciones se las dirigen al Señor Jesucristo o al Espíritu Santo, obviando por completo al Padre, en otras ocasiones cuando se cierra la oración se dice: Todo lo pido en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, demostrando con esto, que la persona tiene confusión pero no se ha dado cuenta y nadie se acerca para orientarla y sigue como si todo estuviera bien y no me estoy refiriendo a nuevos en la fe, sino a creyentes de años, líderes y pastores. Asimismo sucede con las oraciones y declaraciones proféticas que han invadido todo el mundo, especialmente por YouTube y Facebook, como los 12 decretos proféticos que se dieron para el 2020 y el virus se llevó todos estos decretos.

Cumpliéndose así, la palabra de Dios señalada en Hebreos 13:9. “No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado en ellas.” Todas esas formas de orar al hacer peticiones, rogativas, clamores y las enseñanzas con sus prácticas extrañas que no son gobernadas por la palabra de Dios, han reemplazado al Espíritu Santo para que sea el que interceda por nosotros con gemidos indecibles (no se pueden expresar con palabras) y lo haga conforme a la voluntad de Dios, lo cual ha producido en gran parte del liderazgo y pueblo del Señor, autoconfianza, frustración, desesperanza, desaliento, tibieza espiritual, cansancio ministerial y otras situaciones que minan la fe.

En Santiago 4:16 dice: La oración eficaz del justo puede mucho, nuestro gran problema es que tomamos versículos sobre la oración tanto del Antiguo y el Nuevo Testamento, los desvinculamos o aislamos y los usamos solos como una promesa de Dios, sin darnos cuenta que todas las promesas sobre la oración dependen  una de la otra, es decir cuando allí dice que la oración es eficiente o capaz es así, pero el problema no está en Dios ni en su palabra, sino en el que ora que no practica la justicia y sus obras desagradan al Señor, entonces me angustio y aflijo porque mi oración no fue eficiente.

Mis estimados hermanos las oraciones, peticiones, súplicas, rogativas y clamores están totalmente regulados por los principios o leyes que rigen la oración. En 1Juan 3:22 dice: Y cualquier cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. Todas las oraciones a Dios están condicionadas siempre que se hagan conforme a su voluntad y que guardemos sus mandamientos y sus mandamientos no son gravosos (1Juan 5:3) y adicionalmente hacer las cosas que le sean agradables.

Si en las enseñanzas del Señor Jesucristo y en las epístolas no hubieran normas muy claras sobre la oración y el cómo orar, todas esas prácticas, y el material inmenso que siempre ha habido en las librerías y ahora con la tecnología publicando de todo sobre este tan vital e importante tema, todas esas enseñanzas serían valederas y aceptadas; pero el Señor nos dejó su preciosa palabra, regla infalible de nuestra fe e inspirada por el Espíritu Santo.

Cuando se expresa: Pues que hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español, apunta: “Porque qué oremos conforme es menester no sabemos” en otras versiones de la Biblia: “Porque no sabemos orar como es debido” “Porque no sabemos orar como debiéramos”. “No sabemos qué pedir”. “Porque no sabemos cómo debemos orar a Dios”. “Porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene.” “No sabemos que pedir.” “Porque nosotros no sabríamos como orar.” “Pues nosotros no sabemos cómo pedir para orar como conviene.” “Porque nosotros no sabemos pedir como se debe.” “No sabemos cómo pedir ni que pedir”  “Pues, lo que oremos, cual se debe, no sabemos”.

Todas estas versiones de la palabra de Dios nos están diciendo de una manera contundente, que debemos hacer un alto, detenernos, pararnos; eso fue lo que el Señor Jehová habló por medio del profeta Jeremías cuando dijo: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. (Jer. 6:16). Esto qué significa en mi modesta opinión, que debemos regresar a las Escrituras y revisar con detenimiento y hacer una exhaustiva investigación sobre todos los pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento sobre la oración y el cómo orar. Y adecuarnos a los principios bíblicos que la rigen o regulan este tan importante tema.

 

Orlando Anzola

Ministro del Evangelio

Caracas

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