y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto.
Hechos 20:9
Recuerdo mi niñez cuando iba a la iglesia. Los cultos me parecían un poco aburridos, había cosas que no comprendía mucho y estar rodeado de adultos no me parecía tan divertido. Claro, conforme iban pasando los años me iba interesando mucho más por las actividades de la iglesia. Sin embargo, puede que durante esos momentos haya caído en un adormecimiento, esto provocado por: el cansancio, la monotonía de las actividades, el desinterés o la distracción.
El capítulo 20 en el libro de Hechos, nos muestra a un joven llamado Eutico, que, escuchando una prédica de Pablo, se quedó dormido y cayó por una ventana y muriendo instantáneamente. No sabemos la razón por la cual este joven se duerme, pero si nos puede alertar de la situación en la que podemos encontrarnos en este momento. Estamos en nuestras iglesias, trabajamos y somos constantes, pero ¿qué más hay?
El desenlace de esta historia es de suma importancia, porque a pesar de lo ocurrido, encontramos la solución a cualquier proceso: ¿quién te cubre? ¿quién está pendiente de ti?
El versículo 10 dice: Entonces descendió Pablo y se tendió sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues su alma está en él.
Necesitamos alguien que nos arrope cuando estemos caídos, que nos cubra y no juzgue lo ocurrido. El versículo nos enseña un Pablo que muestra el amor de Cristo en un acto: se tira sobre él y le abraza.
Mi deseo este día querido lector, es que puedas entender que Jesús es quien nos cubre y cuida, nadie está haciendo un señalamiento sobre ti. El amor del Señor nos arropa y nos permite recobrar vida y ánimo a pesar de la circunstancia.
Dios jamás permitirá que sufras daño alguno. Dios te cuida y nunca duerme.
Salmos 121:3
