Escucha:
Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia. (Job 33:26)
Piensa:
Los restauradores de vehículos viejos dicen que es mucho más fácil hacer uno nuevo que rehacer uno usado. La restauración requiere trabajo. La Biblia está llena de ejemplos de personas que se han alejado del propósito original de Dios. En el camino de la vida, se han desgastado y han perdido la apariencia de alguien que ha caminado con Dios. Sin embargo, en un momento dado, esta relación fue reconstruida y se restauraron completamente.
Para que seamos restaurados, debemos poner nuestra fe sólo en Dios. Hay gente que confía mucho: en sí misma, en algún ídolo (carrera, dinero, gente), en la religión. Sin embargo, si nuestra fe no está basada en Cristo, fácilmente seremos atraídos por el error (1 Corintios 2:5).
Para que la fe vuelva a ser firme y fuerte, debemos ser conscientes del pecado y reconocer nuestro estado de dependencia de Dios. Jesús dijo, «porque separados de mí nada podéis hacer.» (Juan 15:5).
Cada coche nuevo viene con un manual, que normalmente sólo se lee cuando el coche se está quedando sin funcionar. El manual del cristiano es la Biblia. Es la intimidad con ese Libro lo que mantiene nuestra fe al día. Así que para que nuestra fe sea restaurada, necesitamos leer este Manual.
En el camino de la vida, a veces perdemos la fe. Idealmente, nunca necesitamos una restauración. Pero si lo hacemos, es mejor ser restaurado que ser deformado por la vida.
Ora:
Señor, restaura mi fe en los momentos en los que pueda pensar que todo se derrumba a mi alrededor y que no hay salidas. Restaura mi sentido de dependencia en Ti, de manera que pueda siempre recordar que para Ti no hay imposibles, y que desde Tu poder infalible, obtendré siempre, las respuestas que necesito, conforme a Tu grandiosa voluntad. Amén