2Co 3:18 Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.
Bajo El Nuevo Pacto, El Señor Jesucristo nos ha dado el enorme privilegio de poder contemplar su gloria, el velo del pecado, ¡¡¡la culpa y la vergüenza nos ha sido quitado y ahora por medio de su Santa Palabra podemos vernos como en un espejo y lo que podemos ver es el reflejo de la Gloria del Señor porque somos portadores de su Gloria!!!
Su Espíritu Santo mora en nosotros por tanto Él nos va transformando cada vez más a la imagen de Cristo y nos permite reflejar su carácter y su esencia:
En Efesios 4:22-24
[Se les enseñó a dejar atrás la forma de vida que llevaban antes. Ese viejo ser va de mal en peor por los deseos engañosos. Aprendieron a renovar su forma de pensar por medio del Espíritu.]
se nos insta a renovarnos, dejando nuestra vida anterior, y transformarnos en una nueva persona por el Espíritu para ser semejantes a Dios, el único verdaderamente justo y santo. “Semejante” significa “parecernos”. Dios nos creó a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), y a ese estado debemos volver cuando decidimos seguir a Cristo.
El Espíritu Santo produce en nosotros: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio.
Entre más tiempo pasemos contemplando al Señor, más anhelaremos de su santidad mucho más nos pareceremos a Él.
Y es que cuando pasas tiempo con alguien se nota porque la convivencia hace que tu manera de hablar, tus gestos, tu manera de pensar se parezcan cada vez más a la persona con quien te relacionas.
Probablemente tú ni cuenta te des del cambio que estás teniendo al pasar tiempo con El Señor Jesús en comunión, oración, adoración y estudio de su Palabra, pero te aseguro que tu familia, tus amigos y allegados notarán la diferencia, por el simple hecho de que cada día serás más como Jesús, serás un reflejo de su gloria.
Sissy Rosembrock.