"Mejor es la tristeza que la risa; porque con la tristeza del rostro se alegra el corazón" (Ec_7:3).
Cuando el dolor cae bajo el poder de la gracia divina, desarrolla un ministerio múltiple en nuestras vidas. El dolor revela profundidades desconocidas en el alma…
¡Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia!
En ti busco protección.
Me esconderé bajo la sombra de tus alas
hasta que haya pasado el peligro.